Un día más escribimos sobre el tema de moda en nuestro sector, los fondos de inversión, y es que, hables con quien hables que tenga una clínica te pregunta. Es un tema en boca de todo el mundo. Pero, la pregunta que más se repite, ¿quien gana y quien pierde con la entra de fondos de capital riesgo en España?. Para responder a esta pregunta vamos a enumerar los actores de esta película y vamos a analizar su situación actual y si situación futura en base a lo que ha pasado en otros sectores similares en nuestro mercado y a lo que ha pasado con nuestro sector en otros mercados.
Los actores de esta película son:
- El veterinario dueño de clínica o el dueño no veterinario.
- El veterinario empleado de clínica.
- El resto de empleados de una clínica.
- Los otros profesionales independientes que prestan su servicio por las clínicas veterinarias.
- El resto de servicios asociados tanto independientes como asociados a la clínica.
- Los clientes.
- Las mascotas.
- Las instituciones sectoriales: asociaciones de veterinarios, el colegio de veterinarios y el consejo general, etc.
- La sociedad.
- Los propios fondos (inversores).
Si analizamos la lista, teniendo en cuenta que los fondos tienen accionistas y por tanto toda su actividad debe estar regulada y dentro del derecho laboral, civil y penal, los empleados ganan. Ya que su convenio, horas, salario mínimo, horas extras, descansos, etc. se van a respetar escrupulosamente y de no ser así, cualquier disputa laboral que se presente presentará un empleado contra un Goliath, y el derecho laboral en España suele favorecer en caso de duda a la parte más débil (al igual que en Argentina) y la parte más débil en este caso se considera al trabajador. Además, los fondos al tener accionistas, deben respetar cualquier convenio o estatuto y asociado, deben presentar sus cuentas, etc, etc, etc. Es decir, se gana en transparencia.
El resto de empleados, de igual forma, ganará. Quizás los peluqueros, puedan sufrir más. Debido a las prácticas arrastradas de esta parte del sector con respecto a la forma de remuneración. Pero a medio plazo, la transparencia es buena para todos los actores en un entorno laboral.
Los otros profesionales independientes podrán seguir ejerciendo su actividad, sólo que tendrán varias clínicas aglutinadas bajo una misma marca o equipo directivo, lo cual significa que tendrán que cuidar a su cliente, que será un grupo de clínicas, y cuidarlo en términos de facilidad de facturación, administración, integración en los equipos de trabajo, estandarización de sus procesos y tarifas, etc. Para aquellos que ya trabajan de forma profesionalizada respecto a la facturación y administración, no supondrá un gran cambio. Si acaso alguno de los especialistas independientes es posible que prefiera trabajar de forma interna en un grupo o en exclusiva, si el grupo fuera suficientemente grande.
En cuanto a las mascotas y los clientes, cuando se habla de este tema detecto muchas veces una sensación pesimista acerca de que hacer que la rentabilidad de las clínicas crezca va a conllevar una bajada de la calidad de servicio y de atención hacia los clientes y mascotas. A este respecto sólo tengo que escribir 3 palabras: CVS, IVC, Bandfield. Éstas son 3 de las cadenas más grandes de veterinaria del mundo, cuentan una calidad de servicio extrema, con profesionales cualificados al más alto nivel en todos los ámbitos, no sólo clínicos, la atención al cliente es exquisita puesto que además los empleados reciben formación para ello, adicionalmente a la formación clínica, y creo que no son empresas que precisamente no sean rentables. Este argumento de que bajará la calidad y la atención sólo es fruto del miedo al cambio de muchos dueños de clínica que afrontan con incertidumbre y miedo la revolución del sector. Que si bien puede retrasarse, no puede evitarse. Y si se evitase sería una desgracia, ya que evitaríamos la profesionalización del sector, y un sector más profesionalizado genera más valor para sus clientes y para los pacientes.
Las instituciones ganarán presencia y visibilidad, además de que ganarán un nivel de interlocución muy alto, y firmarán y tratarán acuerdos para varios grupos de empresas del sector clínico veterinario, facilitando grandes acuerdos como el convenio laboral, la aplicación deontológica cuando sea necesaria, la formación empresarial y clínica, etc.
Y como veréis he dejado para el final a los dos actores que parece que a priori están más contrapuestos, los dueños de clínica, de los inversores.
Nos guste o no, los grandes cambios necesitan 2 factores limitantes en la vida, tiempo y dinero. A este respecto, los inversionistas tendrán que tener la paciencia necesaria y dar el tiempo necesario a los proyectos para que su dinero les sea devuelto con creces en un sector no exento de riesgos y no con tanta rentabilidad como otros basados en tecnología.
Y finalmente los dueños de clínicas tendrán que renovarse o “morir” no podremos seguir haciendo lo mismo, igual que los taxis por más regulación que logren no podrán imponerle a los clientes que no les gusten los servicios de VTC. Hay un cambio de paradigma en movilidad y conceptos de coche compartido y de experiencia de usuario en servicios homólogos al taxi. Y eso no puede pararse. Como tampoco puede pararse que los usuarios prefieran el e-mail al fax. En este sentido, en lugar de verlo como algo malo, los dueños de clínicas podrían plantearse verlo como una oportunidad. A los que son rentables y técnicamente brillantes, se les presenta la oportunidad de ganar dinero y seguir trabajando, a los que se jubilan, de tener un extra para la jubilación. Y los que no son rentables o son pequeños, el reto de crecer y cambiar la dinámica: No es el fin del mundo, es el comienzo de uno nuevo.