Hoy vamos a tratar un tema hoy que tiene muy inquietos a trabajadores y empresarios del sector. La subida del SMI. Más allá de las opiniones políticas de cada cual, debemos centrarnos en las repercusiones que esto va a tener para nuestro sector. Ésta ha sido la mayor subida salarial de los últimos 40 años. No sé en otros sectores, pero el nuestro no está preparado para soportar un coste laboral mayor del que soporta de forma súbita. Así que reajustes a la vista.
No es ningún secreto que varios compañeros de profesión y de sector cobran de maneras “creativas” por llamarlo de alguna manera y en muchas ocasiones menos de lo que deberían y que somos los licenciados peor pagados del país.
El mercado, los consumidores, no están dispuestos en su mayoría a pagar lo que deberían por los servicios, y tampoco ayudan los compañeros que no cobran el trabajo o hacen (precios por debajo de coste), porque no pasan por el fisco todo lo que debieran. En resumen, una espiral bajista.
En este panorama, y partiendo de la base de que un licenciado debe cobrar como tal, y que por tanto hay que pagarle mejor que a un compañero que no es licenciado; hay un claro perdedor en mi opinión (y que conste que esto es opinión): la figura del ATV. Y un claro ganador: El veterinario junior. El razonamiento es simple. El coste anterior a la subida de un trabajador para la empresa era de 1.050 euros al mes si tenía salario mínimo, ahora es de 1.403 euros. Lo que supone 355 euros más por persona y mes con salario mínimo, es decir, 4.200 euros anuales por persona. Nos cuesta un 33,33% más por hacer lo mismo. Y de golpe no se va a volver un 33,33% más productiva. Si el ATV y el Veterinario se rigen por el convenio laboral, y no hay diferencia de salario entre ambos, y ya nos cuesta pagar los salarios debidamente, se ficharán más Juniors en detrimento de ATVs y se les descargarán las tareas de ATV a los primeros, dejando en paro a los segundos. O se reducirá el número de ATVs por centro veterinario.
La razón es simple: un veterinario junior puede generar un negocio que un ATV no puede, es decir puede vacunar, pasar consultas sencillas, etc., cosa que un ATV legalmente no puede hacer. Y por el mismo coste, que ahora es mucho mayor que antes, muchas empresas preferirán tener un veterinario junior que les ayude a subir facturación antes que un ATV.
En la otra cara de la moneda están las empresas, que nos guste o no, tienen que ser rentables, y que, en un sector azotado por la subida del IVA, los Low Pricede dudosa legalidad fiscal y los problemas clásicos de una empresa pequeña (baja productividad, baja capacidad de inversión y ahorro, autoempleo, etc.) tienen que enfrentar como sus costes de cotización a la seguridad social se disparan.
Al final hay una tendencia general, en los últimos años a que todo lo soporte el empresario, ahora parece ser que hasta las prácticas de los estudiantes deben cotizar y serán una vez más las empresas las que lo paguen.
La subida salarial siempre debería de ser un motivo para la alegría, porque aumenta el consumo y mejora la calidad de vida, en teoría. Pero cuando se sube de forma de abrupta en una economía que no es capaz de crecer a la velocidad que lo hacen los costes fijos, inevitablemente la rentabilidad de los negocios baja.
Y si uno gana menos o no gana, está cerca de perder, y la consecuencia lógica es el recorte de plantilla o, a igualdad de coste, contratar al profesional que más ventas puedan generar, que generalmente es el veterinario y no el ATV.
No descubrimos nada nuevo, ya que el observatorio del BBVA lo anunció, y cifró la medida en 60 mil despidos, la CEOE también se pronunció, y ahora pasa lo que pasa. Las empresas no son el enemigo, ningún país del mundo ha hecho crecer su economía sin las empresas y sin empresarios. Azotar este sector aún más, no sé si es prudente.
Menos personal en los centros puede resultar en una peor atención al cliente y al paciente.
Esperemos que la bajada de IVA de hacerse realidad, equilibre un poco las cosas en un sector que lleva tiempo buscando un balón de oxígeno.
Y si nada de esto llega, con los fondos de inversión en el horizonte, el mercado cambiará radicalmente. Ya que la solución de todo esto, si los costes laborales aumentan y el IVA no baja, para equilibrar las cuentas, pasa por nuevas formas de hacer negocio, como centrales de compras que bajen el coste de las mercaderías, fondos de inversión que aglutinen varios centros y sean capaces de bajar los costes de estructura y de compras y de crear más negocio, u otros actores que aún están por decir esta boca es mía, como las aseguradoras.
Pero si se reflexiona, lo que tienen en común todos estos actores, es la masa crítica, gracias a aglutinar muchos clientes y muchos centros, pueden llegar a una serie de medidas de ahorro en varias partidas de gasto que compensarán la subida laboral, e incluso la no bajada del IVA.
Es decir, para equilibrar la subida salarial debemos ser grandes, y poder ahorrar esa subida en otras partidas.
Por tanto, los dueños de clínicas independientes, lo tendrán todavía, un poquito más difícil.
Un motivo más para transformar el sector y liderar esa transformación y que no nos pille, como es por otra parte habitual en nuestro sector, a pie cambiado y de forma pasiva y quejándonos, en lugar de tomando las riendas.
Otra llamada de atención para pasar a la acción y ser protagonistas de nuestro propio futuro, en otras palabras una última llamada a coger la oportunidad de crear algo mejor, como un sector con clínicas más grandes, más rentables, con mejores salarios y horarios y cobrando mejor nuestro trabajo por dar una mejor atención o porque tengamos procesos más eficientes.
Una oportunidad de ser menos débiles y por tanto con más capacidad de reacción ante medidas de este tipo.
Como escribió mi socio hace unos meses, crecer, vender o cerrar, las únicas 3 opciones posibles.